India es increible, y me faltan dedos para contar las horas de seguir caminando... de seguir conociendo, de seguir aprendiendo. Hoy escribo desde Ludhiana, una ciudad a la que vine no por ver nada, sino por compartir un tiempo con un amigo, Hemant y su familia, a quienes sin pensar un segundo sientes como la tuya. Y luego de un almuerzo tipico en la india, con manjares inimaginables, preparados con quien sabe que especias (pero que conjugan en perfecto orden), me encontre diciendo que estos pequenhos momentos, sentada en una mesa de familia, hablando de cosas que no tienen sentido y a la vez tienen mucho sentido (desde peliculas, actores, hasta teorias de aleatoriedad... ya que el es matematico). Si, la india tiene eso de bueno, uno vive en algunos momentos en familias, y se siente el aroma a hogar. Hoy me di cuenta (aunque la verdad siempre lo supe) que uno tiene un poquito de pena cuando visita una familia que no es la suya... y se extranha las pequenas cosas de la vida familiar.
Extranhando... poquito (por que estar viajando distrae... solo por eso), como una heridita, pero constante...
aunque estoy feliz, feliz, felizzzzzzzz.... los quiero un monton! y los extranho un monton!
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